sábado

21. Rafel y el zócalo

Fuimos a la Rambla sin dejar México. Comimos tortas de pavo y de milanesa con salsa roja y unas cocas frías. Caminamos por Madero ¿o por Tacuba? Terminamos en una terraza, un martes cualquiera bebiendo cerveza con limón y discutiendo versiones variadas sobre el calentamiento global.
Y esa primera vez que te vi con guantes amarillos lavando trastes. Y aquella otra que hablabas con un huelguista que llevaba "quiensabecuántos" días sin comer adentro de un campamento instalado en la plancha del zócalo. Y la fotógrafa que te estafó y se robó tus cosas abusando de tu amistad. Y la mujer vestida de Papa de ojos verdes que te miraba con cariño. Y los fans de Rigo afuera de la Catedral.Y el fútbol y el té.
Qué bien te sentaba el centro de la Ciudad de México, tan cosmopolita, tan gris, tan lleno de proyectos artísticos.
También te conocí antes, mucho antes, a través de otros ojos y en otras versiones. Te vi en mis letras y en un viaje al pasado donde te imaginé 30 años más joven, entonces eras un superhéroe de historietas que engullía tamales verdes con atole de fresa, y te enamorabas de una rebosante mujer y juntos volaban en un caballito de carrusel para rescatarla de los policías corruptos.
Finalmente te vi esta mañana en un sueño, parecías salido de "Reservoir dogs", llevabas un traje negro ajustado, perfecto a la medida, lentes oscuros y llevabas el cabello canoso bien arreglado en una coleta. Sonreías mientras veíamos una película. Te despediste y emprendiste con estilo tu camino. Quiero que sepas que aunque te conocí poco, te extrañaré mucho. Buen viaje, nos veremos en la luna.

0 comentarios: