Ten paciencia. Se fuerte.
Mírate en el espejo. Quiérete.
Busca actividades pequeñas que te enseñen a estar en paz contigo mismo: Leer, escuchar música, escribir, dibujar o tomar café.
Sal a correr o a caminar por los parque o en la ciudad. Conviértete en observador. Escucha con atención a la vida que te habla en los sonidos más cotidianos.
Aprende cosas que no puedes aprender cuando estás rodead@ de gente, cómo la meditación, el poder de la oración o el arte de la masturbación.
Ordena tu espacio, tu habitación, tu metro cuadrado, tu refugio, crea un lugar donde puedas ser libre.
Baila sin música, canta canciones a todo pulmón. Brinca sobre la cama.
Llévate a cenar, pide un postre y disfruta cada bocado sin tener que compartirlo con nadie. Invítate al cine, quédate en pijamas todo el domingo viendo películas que de verdad te gustan en Netflix
Practica algo que nunca has podido perfeccionar, jardinería, bordados, primeros auxilios, tal vez aprenderás a tocar el ukelele.
Ten una mascota y compra una planta. Míralos crecer. Quiérelos.
Haz actos desinteresados y amables.
Aprecia al mundo, defiéndelo.
Piensa en la soledad como una amiga que te ayuda a crecer y sanar.
Dedicado a los que necesitan un poco de soledad para recuperarse.
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